JAM debuta en The Music Village

¿Qué es JAM?

El maestro Miguel Almaguer presentó el debut de su nuevo proyecto: JAM

Se trata de un fantástico ensamble que cuenta con todos los elementos de una orquesta de cámara. Su repertorio va desde lo que más amamos de nuestras películas, caricaturas y videojuegos favoritos; pasa por tango, jazz, blues, música minimalista, barroco… ¡no hay límites! Todo con arreglos de Almaguer y composiciones originales, tanto de él como de David Adrián, el baterista del ensamble.

JAM es, por mucho, de los pocos fenómenos musicales que he visto tener una propuesta real en nuestro país. La metástasis de la repetición en nuestros artistas ha generado que pocos resalten dentro de los escenarios en México. Observar de cerca todo lo que está haciendo Almaguer nos permitirá ampliar nuestro horizonte y ver que somos capaces de adquirir muchas otras y mejores posibilidades sensoriales a través del oído.

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JAM en The Music Village, Mayo, 2017.

El debut de JAM

Comenzó con Shot in the Dark, de Henry Mancini, mejor conocida como el Tema del Inspector, de la Pantera Rosa. Fue increíble, la primera improvisación tras la presentación de la melodía, fue la de una guitarra eléctrica, con la complejidad que acostumbran los amantes del rock psicodélico. Eso sonaba por encima de un bajo eléctrico con sonido funk, y se alimentó con los agudos que inyectó un saxofón creativo. La guitarra se mantuvo ligera lanzando soniditos de sintetizador, también clásicos de la psicodelia. Poco a poco se fue generando el mestizaje de sonidos etéreos que nos encadenaron a una suerte de meditación.

En una caída hacia el silencio comenzó el bajo a desdoblar intervalos de Groove. El cool siguió con un solo de batería de David Adrián. La solidez del manejo de todos sus ritmos, y la sustancia redonda con la que genera cada emanación de su instrumento, evitan que en sus lapsos de velocidad pueda caer en sonidos secos o pastosos. No me da miedo decir que se trata de uno de los mejores bateristas mexicanos que he escuchado, junto con Antonio Sánchez, Armando Cruz, Roger Nuncio o Javier Garagarza. El último fue un solo de flauta, muy bien estructurado. El contraste de belleza y Groove hicieron de esta serie de improvisaciones un complejo interesante.

El concierto continuó con creaciones tomadas de Shuki Levy: Shira, la princesa del poder, y G Man y los amos del universo. Los amantes de estas caricaturas se pusieron muy contentos, aunque esta fue la presentación menos afortunada del evento; los músicos se desarticularon porque fue evidente que no trabajaron su contenido a fondo; el resultado fue muy poco virtuoso en relación a como pudo haberse logrado. Debo decir que el piano y la batería rescataron un poco este intento.

En adelante presentaron Bosque, compuesta por David Adrián. Un tema claramente influenciado por las variantes que propone el rock progresivo de Estados Unidos, al que añade pianitos rítmicos altos y violines para presentar sutilezas, más elementos blacksabbathezcos a modo de clímax. Podría definir esta pieza como el balance del caos a través del ejercicio sónico. Un trabajo bastante plausible.

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En el paraíso de las pelotas luminosas, es una pieza compuesta por Miguel Almaguer, la cual definió él mismo como la más rara de la noche, y por lo cual le doy la razón. El estilo de este compositor me ha llevado a seguirlo desde que comencé a escucharlo. Ninguna de las piezas del artista se parece entre sí, y también es difícil compararlas con algo que ya haya existido. Si acaso podemos poner que el común denominador es una influencia de Stravinsky, otra de minimalismo; en su música podemos encontrarnos olas de todos los géneros y de ninguno al mismo tiempo. Si escuchas un blues de Almaguer no hay forma de que sepas que es un blues, a menos que seas un músico consagrado.  La última influencia y que menos se nota pero que siempre está presente es la de su héroe de toda la vida: John Williams.

En fin, En el paraíso de las pelotas luminosas es la primera de una serie de composiciones lúdicas y sensibles, sobre la vida de los perritos que han sido parte de la vida de este compositor; se trata de una especie de complejo stravinskeano, pero lleno de azúcar; es una pieza hermosa, contrapunteada por hilos que te dibujan el camino divertido de un canino feliz. No se rompan la cabeza, sólo al escucharla podrán saber a qué me refiero.

Se continuó con dos composiciones más de Almaguer: Nostalgia del futuro, un tema hecho para una escena cinematográfica de amor agridulce; y La Playa, un ballenato inspirado en recrear la vida de una ruta de camiones de Monterrey, en la que se solían hacer conciertos de dicho género, para la pantalla grande. La Playa muestra un fuerte impacto de minimalismo en las cuerdas, además de estructuras elegantes en los alientos; grata sorpresa para mostrar un género así en una sala de concierto.

Estos temas, como toda la música que Almaguer utiliza, arregla o crea, gracias a su amor por el cine, nos invitan a sobreponer escenarios en nuestra imaginación a lo largo de lo que va desarrollando, lo cual nos lleva necesariamente a generar emociones en crescendo.

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Enseguida comenzaron canciones que el mismo Michael Nyman obsequió a Almaguer, a manera se aplauso y felicitación por la creación de JAM. Escuchamos A Night for Optical Theory, una obra larga y muy difícil de sostener por la cadencia en que fue construida; sin embargo, logró mantenerse, y la guitarra eléctrica le dio un toque novedoso y especial. Continuó Timelapse, una pieza que Nyman compuso para que escarbara en las profundidades del alma, y la cual se ejecutó como tal por JAM. Parece que en esta fue en la que más resaltó el extraño y original uso del corno francés y clarinete, para una orquesta de este tamaño; además de bellas secuencias agregadas por la flauta.

El lapso de Nyman continuó con dos piezas de la película Gattaca, protagonizada por Uma Thurman: Becoming your Own y Departure; muy bien apropiadas por el ensamble. La primera con impulso y aceleración propia  y la segunda con la tristeza que te consume al ver un filme de tal intensidad.

La última canción que se interpretó del compositor inglés, fue Faster Still. Construida de ritmos marroquíes, también rarísima por la integración de sonidos de guitarra eléctrica. Parece que fue de las que más impactó ocasionó en el público.

Adelante ejecutaron la versión disco de Encuentros cercanos del tercer tipo, adaptada por el mismo John Williams; esta presentó una serie de desajustes en la afinación, los cuales lograron pasar desapercibidos   gracias a que se siguió con el tema principal de Gremlins, que fue fantástico; bastante lúdico además, puesto que hasta la voz del gremlin se integró en vivo.

El concierto concluyó a la perfección con Libertango, uno de los hitos de Astor Piazzolla, reconocido por su belleza, dificultad y autenticidad; este fue apenas ajustado por Almaguer para el tamaño de su orquesta.

 

El debido reconocimiento

Pertenecer a JAM es un reto grande, sobre todo para músicos mexicanos y audiencias acostumbradas a gustos famélicos. JAM tiene todas las herramientas y el potencial para construir sobre sí misma como la aportación más relevante de nuestra época, en el ámbito musical.

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Esta “pequeña orquesta o banda grande”, como le llama su creador, es además una gran oportunidad para romper paradigmas sobre lo que es bueno o malo, o qué géneros son los virtuosos y cuáles no. La música va más allá de una definición y de una época. Yo considero que para este momento, marcado como nunca por tecnologías que nos permiten acceder a todos los estilos de música de distintas culturas y épocas, es hora de trascender lo que decía Aaron Copland (1939):

“Una y otra vez se plantea la pregunta de por qué tantos melómanos se sienten desorientados cuando escuchan la música contemporánea. Parecen aceptar con ecuanimidad la idea de que las obras de los compositores de la actualidad no se hicieron para ellos […] Aún hoy persiste la idea de que lo ‘clásico’ y lo ‘moderno’ representan dos estilos musicales irreconciliables, el primero de los cuales plantea problemas comprensibles, el otro abunda en problemas insolubles.”

JAM rompe con esta muralla entre géneros y trae una verdadera propuesta a las audiencias tan malacostumbradas a tener que hacer elecciones forzosas.

Bien es cierto que no ha ayudado mucho el hecho de que la música compleja tienda a convertirse en algo pesado y difícil de digerir, pero ¡con JAM no sucede esto! Almaguer se encargó de que su exageración contrapuntística, sus variaciones rítmicas, más las distintas intenciones que llevan a cada instrumento, y la personalidad bien esculpida de cada pieza, hicieran de estas contenidos sonoros verdaderamente inteligentes, pero que apelan también a las emociones. Verdaderas obras de arte.

En fin, fue un concierto muy divertido no sólo por el repertorio excéntrico y divertido que eligió Almaguer, sino también por el carisma del mismo, quien guio con introducciones interesantes cada uno de los temas interpretados. Muchas personas de todas las edades se acercaron a mí fascinadas por lo que acababa de pasar. Pocas veces he experimentado conciertos en los que todos estén callados, sin que el foro les exhorte a estarlo, y boquiabiertos ante lo que están presenciando. Ese es el impacto de JAM.

The Music Village

El evento se llevó a cabo en The Music Village, el mejor club de jazz al que he asistido en México; este se caracteriza desde hace años por tener una oferta de conciertos únicos, gran comodidad y, muy importante, una impresionante calidad en equipo de sonido, el cual nos permite gozar profundamente de lo que nos ofrece este hermoso espacio exclusivo.

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Integrantes de JAM:

Maksim Mendez, guitarra

Artemio Martínez, sax y clarinete

Erivan Duarte, bajo eléctrico

David Adrián, compositor, batería

Benjamín Lezama, flauta

Mariana Benítez, chelo

Carlos Cortez, viola

Edu Benítez, violín segundo

Jaime Suberza, Violín primero

Iván Arias, corno francés

Ale Orozco, oboe

Miguel Almaguer, compositor, arreglista, piano, director