Leo Genovese: “Cuando el arte te muerde una oreja y te la saca para siempre”

Herbie Hancock, Wayne Shorter, Esperanza Spalding, Terri Lyne Carrington y Loe Lovano son algunos de los músicos majestuosos que han compartido escenario con Leo Genovese y su magnífico piano. En adelante les comparto la entrevista que tuve con este joven pianista argentino de jazz.

Compositor e improvisador

Yo no diría que soy un compositor, porque conozco muy serios compositores, grandes amigos que son mis ídolos y que conocen a fondo in and out la cuestión compositiva, todos los instrumentos. Cómo escribir exactamente el sonido que ellos quieren lograr de cada instrumento; yo soy un estudiante de composición, a veces me junto con ellos y hago las preguntas para crecer un poco en esto. Pero sí, escribo mis cancioncitas y escribo cosas que me ayudan a entender otras culturas, otras tribus, otras cosas. Son desafíos, melodías que se me vienen, que escucho o que me bajan a mí así directamente. Pero conozco hartos amigos, muy increíbles compositores, por eso le tengo respeto a esa palabra y a todo lo que eso significa.

Como planteaste al principio, hay un mundo bastante agrietado y bastante marcado entre la gente que suena en el mundo hacia la composición y el mundo de la improvisación; si bien, para mí son la misma cosa. Yo no invierto tiempo en separarlas. Cuando estoy en Nueva York, trato de componer música todos los días. Es parte de mi rutina sentarme a descifrar el misterio de la vida a través de la composición.”

Un estilo personal

Esa es una de las cosas más fáciles de lograr porque lo único que uno tiene que hacer es estudiar mucho y además olvidar muchoRealmente ceder un poco a los instintos, a los sentimientos y a los sentidos. Escuchar esa voz interior que es muy fuerte pero que muchas veces se siente aturdida por el mundo externo, por el sonido de otros, por un montón de cosas que están apabullando desde afuera. Pero es algo que tenemos todos; algunos despiertan, otros despiertan más tarde, otros se van adormecidos. Así como casi todos tienen una postura política, o una creencia espiritual o religiosa, lo que hayan elegido para que los represente, porque se siente bien, se siente natural, se siente verdadero, es cuando uno encuentra dónde se radica el eje de lo que llama verdad. Es bueno pasar un poco de tiempo ahí e investigar profundamente por qué pasa eso.

Tengo la posibilidad de viajar mucho, de estar conectado a muchas voces de todo el mundo y creo que desde el haber conocido un montón de gente con su voz propia, con su folklor vivo, con todas sus luchas del día a día, esas son las cosas que a mí me motivan. Desde ahí se fue forjando mi voz”.

Cuando el arte te muerde una oreja y te la saca para siempre

Lo que más me inspira es saber que nosotros los artistas tenemos la capacidad de crear conciencia, de ayudar a que la gente despierte finalmente hacia un nuevo estado. Eso se hace mucho más contundente a través de la provocación. Cuando el arte provoca, cuando el arte incomoda, cuando el arte desafina, cuando el arte grita, cuando el arte rasguña, cuando el arte te muerde una oreja y te la saca para siempre, más que cuando el arte es bonito, es afinado, es ensayado, cuando el arte es comercial. Los personajes y mi maestro son los que me muerden y son los que me provocan y yo aprendo de ellos”.

Jazz: Renacer con un nuevo sentido

Es un movimiento que está creciendo mucho (el jazz), está en campo fértil. Son cada vez son más los jóvenes que se sienten invitados a entrar en este mundo que abraza la improvisación y el mundo de lo desconocido.

Mucha gente dice que el jazz está muerto, entiendo por qué dicen eso, comprendo ese sentimiento, pero también veo unas formas nuevas que resurgen desde lo que tal vez ellos llaman muerto. Desde la muerte surge otra cosa, algo que se transforma en sí mismo para tomar un nuevo sentido. Veo ya esta música que tiene un poco más de cien años, tal vez murió y volvió a la vida”.

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El jazz nos conecta con el primer ser humano

La gente es gente en todos lados. Si bien han sido condicionados según el lugar donde vienen, cómo han sido criados, qué han vivido, qué han curtido, creo que uno conecta con toda la gente en todo el mundo.

Depende obviamente, público y público, noches y noches, lugares y lugares, instrumentos e instrumentos, ciclos lunares y ciclos lunares, todo bien. Pero es muy difícil decir que en Argentina les gusta más que en Perú o que en México me la paso mejor que en Costa Rica; digamos, por los lugares a donde fui por todo el mundo, Asia, África, Europa, todo el continente americano, creo que la gente está sedienta por esa capacidad de transformación humana. Cuando uno puede con la música invitarlos a pensar que eso es posible, entonces hay una conexión muy potente y muy ancestral que nos conecta a todos al primer ser humano que caminó en este lugar”.

Tocar con Herbie Hancock, Wayne Shorter, Esperanza…

Para mí, ser un personaje de la Pampa húmeda de Argentina; nosotros que somos criados en el campo, así con huevo de campo y pollo de campo, esa onda. Para mí descubrir el jazz, y estos pilares fundamentales en mi vida, haber compartido música, experiencias, vivencias con ellos, es algo muy emocionante. Se lo adjudico primero al seguir para adelante, a las fuerzas a las cuales uno recurre cuando se queda sin fuerza para seguir adelante cuando se desanima, esa extra potencia que llevamos adentro y que nos alimenta, y ese chance de poder materializar los sueños y hacerlo desde el esfuerzo.

Y sí, cuando me encontré en el escenario con Herbie Hancock, con Wayne Shorter, con Esperanza Spalding, con Terri Lyne Carrington, Loe Lovano y con quien sea, ahí uno dice “wow”, valió la pena soñar, valió la pena tanto esfuerzo, y vale la pena no bajar los brazos. Espero que eso le sirva de inspiración a colegas jóvenes, amigos míos”.

Proyectos actuales y por venir…

“Empecé una especie de tradición, que es ir para Argentina todos los noviembres a girar con mi grupo en el interior del país por los campos, así poner el lomo todo el año para poder cuadrar estas fechas a fin de año y poder acercar a mis compañeros un poco de otra música”.

¡Gracias, Leo!