Humberto León: Una de las voces madre de Orbis Tertius

Entrevista por: Estefanía Romero Foto actual, cortesía de: Ruido Blanco Productora   El primer guitarrista de Orbis Tertius, Humberto León, me platicó el origen de la emblemática banda de jazz mexicana, y sobre la carrera musical de él a lo largo de los años. ¿Te hubieras imaginado que ser guitarrista de jazz fue alguna vez considerada una actividad “incorrecta”? Este fue el resultado de una larga e interesante charla de café.

Xalapa, Veracruz, 21 de julio, 2012

“Gracias a Dios soy xalapeño. Veracruz, ¿ah? A veces uno dice “soy veracruzano”, pero todo el mundo lo ubica a uno del puerto y no, no es lo mismo. Soy nativo de Xalapa. Tengo 62 años, acabo de cumplirlos ahorita, 17 de julio, hace unos días. La música nos retroalimenta espiritualmente e irnos cuidando de las situaciones de lo que el género propicia, principalmente alcoholismo, ahora es la drogadicción. Afortunadamente no me interesó nada de eso. Por ahí tuve unas críticas de algunas personas de cuando íbamos a tocar a algunas giras y nos trataban de dar algún estupefaciente, yo decía “no, yo de eso no. -¡¿Cómo?! ¡Entonces no eres un jazzista!… -¿por qué?”. No me interesan esas situaciones en cuestiones de sentirme otra persona que no, simplemente no me gusta, no me interesa y lo que yo hago lo hago por medio de lo más natural. Así ha sido mi cuidado en ese sentido, de esas situaciones personales de cada músico. Estoy contento, principalmente por la música, es mi vida y sigue siendo mi vida aunque ya estoy retirado de la Universidad, ya soy pensionado, pero gracias a Dios sigo teniendo actividad musical”.

Siempre ha sido mi residencia aquí. Aquí es mi cuna, mi nacimiento. He estado en muchas partes, pero siempre he regresado aquí. No sé si por algunos medios, por plática de otros compañeros, como Alci, no sé si te haya contado cómo Xalapa obtiene esta musicalidad, este género. De hecho, desde el 60 se hicieron varios intentos de jazz. Yo voy a mencionar al maestro precursor de todo esto, Guillermo Cuevas. Él desde los sesenta, setenta, ha venido a encontrar la corriente, porque en el jazz eso es lo que pasa. Somos como el salmón, tenemos que ir contra la corriente, pero no nos detiene nada. Guillermo vino pugnando, pugnando, hasta que en el 75… primero existieron dos grupos, el primero se llama THNB en los sesenta, era un grupo completamente fuera de la Universidad, este maestro, Guillermo, hacía lo imposible por conseguir créditos, pedía baterías prestadas, así entre músicos también sinfónicos, que aunque eran también muy buenos en su género, fueron sonando en el jazz, que es otro lenguaje. Entonces, fue hasta que en el 75 se dio, ya siendo rector de la Universidad este señor Roberto Bravo Garzón, él fue el que hizo todo el movimiento dentro de la Universidad. Ahorita, hablando hacia atrás, con lo que venía siendo Guillermo con este grupo THNB, el significado es o era “Todos hermanos, blancos y negros”, estaba muy bonito ese título; entonces… todo vino funcionando en esas décadas, lo hacían independientemente, pero tenía actuaciones en el Teatro del Estado, en algunos espacios, los cafés de Xalapa, el Teatro Lerdo en ese entonces, todos esos espacios… hasta que en el 75 se hizo ya oficial.

Guillermo Cuevas fue el mismo medio, el mismo contacto; como director buscó a los músicos y en esa búsqueda fui invitado. Tuvimos bastante trabajo, pero era muy incomprendido, la gente no, a pesar de todo, de los primeros inicios, intentos, el jazz se daba por gotitas, no llovía bien… y quién sabe cuándo volvía a darse. Pero ya con la Universidad fue constante el grupo, fuimos una continuación del grupo THNB, que ya como Orbis Tertius tuvo más fuerza, siendo oficial ya no teníamos que preocuparnos más que por el género jazzístico, estar completamente dedicados a este género. Gracias a Dios lo llevamos a cabo, aprendimos mucho, nunca terminamos de aprender porque eso no se termina de aprender, pero la satisfacción de que fue un grupo difusor en toda la República y fuimos a varias partes del mundo también, eso es muy… personalmente, muy satisfactorio, con esta situación del jazz.

Jazz es… tan chiquita la palabra, pero es tan inmenso que abarca… para mí, hablando un poquito, es un género acogedor, como un orfanato que acoge a cualquier género musical. Para mí la música tiene que ver con toda la música, pero sí hay sus biombos, sus paredes, ¿no? Adopta cualquier género, lo enriquece. El músico o los músicos que hemos estado en esto lo miramos de otra manera, todo es jazz. Ahora el bolero es jazz también, no sé si por ahí te hayas dado cuenta. El tango también, este señor Astor Piazzolla, que fue hasta desterrado de Argentina por llevar el tango al jazz… él se fue a vivir a Francia y allá fue rey. Todas estas situaciones, los músicos de jazz tenemos la corriente en contra, aún a la fecha todavía, aunque esté rolando. Hablando de Xalapa, ya tiene situación jazzística, ya hay mucho brote de jazz, ya está la escuela de jazz, que mucha gente cree que es el inicio del jazz y no, somos nosotros, perdón por la expresión… hemos sido difusores, ahora la mesa está servida, ¿verdad? A nosotros nos tocó limpiar brecha, abrir paso. Estoy satisfecho por esto, estoy contento. Sigo en el género, toco de todo, me gusta toda la música, Dios no me ha permitido ser muy elitista, decir “no, yo nada más jazz”, porque toda la música tiene que ver con toda la música, siempre y cuando la sepa uno relacionar, tenga uno la imaginación y el gusto, no hacerlo por hacerlo, ni hacerlo con mala gana. Te voy a tocar un tango, o un bolero, o un vals, entonces ahí está el desempeño del jazzista y el ingrediente.

   

Yo empecé con el jazz por medio del bossa nova. Cuando yo empecé a tocar la guitarra fue a los diez años. Yo primero toqué el piano, yo no avancé en el piano, estaba yo en la primaria. Mi padre fue músico, él tocaba todos los géneros también, tocaba la guitarra y tocaba algunos foxtrot, que es el jazz rústico o el jazz de Dixieland, el género que son las bandas de Nueva Orleans, que son a base de tubas, corno, saxofones, trombones, cornetas, trompetas, todo eso…  En ese entonces eran los treinta, mi papá tocaba ese tipo de música aquí también, aquí en México se llamaba charleston. Y se componía de todo esto, tubas, bajos, saxofones, saxofones altos y la batería: un bombo y una tarola, dos músicos hacían esa función, como lo que hacen ahora las bandas gruperas. De ahí yo empiezo a oír desde muy chico ese género, aunque oía todo de eso en mi casa y en tu casa, mi padre fue incrementándome eso. Aparte de irme despertando el querer tocar, me fue adentrando hacia todo tipo de música, ¿no? Entonces yo empiezo a querer tocar guitarra desde el 58, entonces empecé con la música del bolero y el sonido de las grandes bandas, ya después de las bandas Dixieland, entraron las grandes bandas (big bands) que eran Duke Ellington… A partir de los cincuenta el jazz se moderniza. Yo empecé con el bossa nova, cuando los Beatles estaban en su momento, en los sesenta y tantos, yo empecé a oír más el género brasileiro, Astrud Gilberto, Gioao Gilberto, mucho guitarrista. En ese entonces La chica de Ipanema entró con el rock de los Beatles, a mí me llamó más la atención el género brasileiro, el modo de tocar la guitarra completamente mucho más natural, otro sentido musical. No estoy aquí despreciando… simplemente fue lo mío y pues para mí fue difícil porque yo… de antemano, mi padre me enseñó algo de música, pero por salir reprobado en ese tiempo de niño, mi padre me… yo le llegué con una boleta de 5; entonces me dijo “no quiero que agarres la guitarra para nada”, fui castigado de ese modo, quién sabe… eso fue ya cuestión divina que me seguí entrando en esto.

Entonces el jazz me empezó a gustar por el bossa nova y empiezo ya directo cuando me invitan en el 75, el maestro Guillermo Cuevas me invita con el grupo de jazz. Para mí ya existía un camino que me daba visión, visibilidad para entender lo de jazz, no tanto porque es complejo, pero empecé ya a adentrarme más, siendo músico de la Universidad, ya auspiciado no tenía que distraerme en otro género sino dedicarme a este género de lleno. Pero yo soy músico autodidacta, no estudié en la Facultad, soy natural… no quiero adornarme, simplemente soy como el agua, natural. Yo empecé a desarrollar todo, empecé a comprar la discografía, a adentrarme más con el jazz, aunque repito, he tocado de todo. Así es como entro al jazz y empiezo a darme cuenta que era un camino todavía más escabroso y principalmente como músico nato, sin ninguna enseñanza por parte de nadie, porque no había nadie, quiero mencionar algo, no sé si esté bien… cuando yo quise intentar estudiar en la Escuela de Música, en ese entonces Conservatorio, yo era un chamaco de ocho años y pasé por ahí porque salí temprano de la escuela.

Entré, me vio el Director, “¿qué deseas niño? –es que quería saber cómo están las clases de música aquí, cuánto, cuáles son los requisitos? . -Me dijo “Esto y esto y esto… ¿qué instrumento quieres tocar? –No pues, la guitarra-“. Fui regañado por el maestro. “¡La guitarra! ¡La guitarra no es de concierto, eso sirve nada más para hacer chúntata!, ¿quién te dijo que era de concierto?” Yo ya sabía que existía el maestro Segovia en ese entonces, yo tenía ocho años, entonces me impresionó su modo rígido, que dije “no, ya no digo nada”, porque con su proceder opté por quedarme callado. “¡Vete de aquí!”. Entonces jamás volví a quererme aparecer en una escuela de música, yo pensaba que era cordial, no, no, fue todo lo contrario, fue una agresión para mí. Ya existía Andrés Segovia, maestro de guitarra español, el mejor guitarrista del mundo es o fue, ahora muerto. Pero eso es lo que me pasó en ese momento, aún así seguí, seguí pero ya por mis propios medios naturales, ya esto para mí es una cuestión divina que yo haya podido aprender esto solo, en el camino; solo desde mi inicio en grupos comerciales, toqué rock, toqué danzones, que yo tendría diez, doce años, yo quería tocar, pero tenía que aprenderlo. Me empezaron a invitar, fueron los primeros sueldos desde ese entonces. La música es música mientras el músico… la queramos y tengamos la disponibilidad de llevar cualquier género con gusto. Por mi parte, lo sigo haciendo, ¿no?

Sí, hay una convivencia, por supuesto. Hay buena convivencia con todos los músicos. Hace poco estuve con un maestro del DF, él estuvo en Nueva Orleans, en Berkeley, el maestro Alberto Medina, guitarrista ya consagrado del DF, tocamos en la Lola, hace un mes; también hace un mes y medio, con este otro maestro Emanuel Mora, también otro guitarrista del DF tuvimos otro encuentro, tenía años que no nos veíamos. También con el maestro Alci hemos tenido encuentros, son buenos guitarristas, la convivencia es buena, hay cordialidad y gusto por tocar con quien sea, se da la cortesía.

En lo particular, esto ha sido muy grato. Aunque fuimos incomprendidos, era satisfactorio porque en el entorno la música para mí es todo, se impregna de uno, es la vida de uno. En el jazz, el jazz es como caminar hacia un mirador, hay que ir derribando obstáculos, “me falta esto, me falta esto, me falta esto”, hasta llegar, así ve uno ya “ah, pues ahí está”. A los brincos no puede uno ver ese paisaje que es el jazz. En ese sentido, ha sido muy bonito, con presión, pero aún así la gente empezó a tener interés por este género, pero ahora ni se diga, ahora todo el mundo está pendiente del movimiento jazzístico, ya sea aquí o en el DF. El Festival anual que hacen en San Miguel de Allende, que también estuvimos muchas veces en él, viene mucho músico americano. Hemos tenido convivencia con bastantes gentes. El Festival que se lleva aquí en Xalapa está teniendo fuerza; el otro Festival anual que ya tiene un buen rato es el de Playa del Carmen, ahí es gratis, en la playa, traen músicos de primera también. Qué bueno que ya está brotando por otros lados.  En Guajalajara, Hermosillo Sonora, en Torreón, en Tampico también… Eso me da gusto, ya hay más público. Mundialmente sí, en todos lados está el jazz.

Creo que es el gusto por darle a la gente lo que uno siente, por esa sensación tan placentera, ¿no? Y la gente también lo percibe. Si va uno con gusto, yo creo que la música es… Se ve a la hora de la ejecución y se siente también, si el músico está en desagrado o está molesto, lo hace percibir también. Entre los músicos es muy satisfactorio, ni se diga. Al final, la gente se le acerca a uno, pregunta; su amabilidad, desde que empieza uno a tocar hasta finalizar. Sale uno contento.

Me está dando gusto que hay tanto chamaquito, adolescente, niños, que les está interesando esto, en vez de rock, aunque sigue habiendo todavía el rock género, el rock metalero, pero estoy viendo que de ese volumen o esa masa de adolescentes, chavitos que vienen, más que al rock, una buena parte se está desviando al jazz… y están mirando que tienen que trabajar más como músicos. Yo tengo algunos alumnos particulares, de esas edades, les digo “bueno, primero hay que hacer como en la medicina… si yo quiero ser médico, primero estudio la carrera general y después la especialidad”. Así debe ser el músico, primero tiene que prepararse para ser músico general, para después llevárselo al jazz, a la especialidad. Los músicos que ya tenemos bastantes añitos en esto… yo imparto clases particulares y estoy teniendo a bastantes alumnos aún de JazzUV. Hay mucho brote. Yo no quiero pensar que sea como moda, porque por ahí me dijeron “es que lo están tomando como moda”. Bueno, si hacen eso entonces no vamos a tener buenos resultados ni buena cosecha, principalmente la escuela. Yo, como maestro, más bien me nombro “guía”, sí les digo lo que les tengo que decir “esto es un juego, pero un juego en serio”. Luego han habido chamaquitos que me dicen “¿cuánto gana?”, sí, sí ganas, siempre y cuando tengas la calidad. Es como un médico, si yo voy a estudiar medicina no es por ganar dinero, es mi vocación, primero. Si no tenemos vocación, yo creo que en cualquier situación que queramos desarrollar, no lo vamos a hacer, entonces ojalá no sea eso que me mencionaron hace unos días “se está haciendo moda.

En la escuela, ahorita que estoy viendo la licenciatura de jazz por parte de la UV, estoy viendo chavas. Qué bueno que las mujeres mexicanas, de cualquier estado, les está interesando esto. En Europa y Estados Unidos sí hay gente, también en Centroamérica hay mujeres en el jazz. Nosotros estuvimos en Nueva Orleans en el 99, fue La semana de la mujer de jazz en Nueva Orleans. Ahí vimos cosas impresionantes. Qué bueno que en México se esté despertando que las muchachas estudien este género, ojalá que no se desesperen, hay que trabajar y estudiar. En todos los festivales que yo he estado, muchísimos, perdón por presumir, la mayoría de la Universidad, yo fui el único guitarrista normalmente. No encontraba yo más guitarristas, pero en estos festivales como el de Nueva Orleans, el de San Miguel de Allende, llegan muchos grupos, cuartetos o mujeres… ¡Arriba las mujeres y arriba el jazz!.”

¡Gracias, querido Humberto!  

***Para más información sobre el homenaje a Humberto León, consulta nuestra Agenda de jazz.